La de la foto de arriba es la fachada de un restaurante del centro de sevilla. Como recientemente ha cambiado de dueños, lo han reformado y le han hecho un cambio de imagen superchic en el que no podía faltar un código QR.
El problema está es que si nos fijamos en el QR, quien lo ha hecho ha cometido dos errores que lo hacen completamente inútil:
- El código está situado a unos tres metros del suelo so que hace que sea imposible capturarlo con la cámara de un móvil
- Al tener la marquesina el fondo oscuro, el texto es blanco, pero en vez de reemplazar el negro del QR por el color de fondo, lo han invertido, haciéndolo ilegible por cualquier aplicación de captura.
Esto hace que la única forma de usar el QR sea sacarle una foto, ampliarla, invertir los colores con un programa de edición y capturar la imagen de la pantalla con un móvil… ideal, vamos. El resultado de tanto esfuerzo es llegar a la web catalinacasadecomidas.com que, siendo correcta, no está en modo alguno optimizada para móviles.
Si la objetivo era mejorar la experiencia del usuario ofreciéndole una forma sencilla de acceder a la web del restaurante, han fracasado; ahora bien, como probablemente el QR no sea más que una forma de dar la imagen de «somos modernos y estamos a la última», funciona perfectamente.
El problema es que quien verdaderamente sufre no es ni el usuario, ni el cliente sino la tecnología en sí. Los QR no son ni buenos ni malos, son lo que hagamos de ellos. Cada vez que un usuario vive una mala experiencia al intentar usar uno, más difícil se hace que se generalice su uso.
Disclaimer:
No me gusta hablar de los errores ajenos y mucho menos cuando son los de alguien que no conozco. En este caso se trata un error puntual dentro de un gran trabajo completo de imagen corporativa del estudio de diseño Mariona Design.
Muy buena observación… Imagino que habrás quedado con el cuello doblado por andar mirando pa arriba! en la carta o en la barra no estaba? Digo, para saber si el error es solo en la marquesina o se empeñaron en trasladarlo hasta en las servilletas.
Por más que lo estuve buscado no lo encontré por ningún otro lado, lo único que he visto es la url en pequeñito en la marquesina de la fachada contigua (no en la frontal).
Nilo, totalmente de acuerdo y, como has comentado en mi blog, el problema es que no son casos aislados. Es la norma y es difícil ver realmente una campaña buena y original.
Es una pena porque se pueden hacer muchas cosas (y no sólo llevarles a una web).
Pero no hay que morir en el intento. Aunque no son la norma, hay buenas campañas con códigos QR http://www.eduardocano.es/10-buenas-practicas-campanas-marketing-qr/
Comprendiendo y respetando el medio, las posibilidades son infinitas.
Este es uno de mis ejemplos favoritos:
http://blogs.southfieldchristian.org/pixelsandpaintbrushes/2012/01/22/kindergarten-pink-pigs-with-qr-code-stories/
Cada uno de los niños de una clase tenía que dibujar un cerdito y contar una historia sobre él. La profesora fue grabando cada historia, colgándola en una plataforma de podcast y sacando una pegatina con un QR para acceder a ella. Cuando llegaron los padres a ver los dibujos, podían oir la historia de cada cerdito en su móvil.